lunes, 26 de mayo de 2008

Carlos "Indio" Solari

Carlos, el Indio Solari, vive en el oeste del Gran Buenos Aires (Parque Leloir) con su mujer y varios perros. Sale poco y mira mucha televisión. La fama lo incomoda, por lo que se refugia en la lectura de libros, diarios, revistas, y escucha y hace música. Como oyente aprecia varios géneros que van desde música francesa elegante hasta furiosos rocanroles. A principios de 1998, terminó de montar un estudio en su casa.
El indio cambió mucho a medida que fue creciendo, ya no va a ver al club de sus amores, Gimnasia de La Plata, ni se junta con sus amigos de toda la vida, los integrantes de Los redondos. Trata de dedicarle el mayor tiempo posible a sus hijos y a sus hobbies, dejando de lado viejas aventuras.

Un hombre tan público como misterioso, que prefiere estar la mayor parte de su tiempo alejado de las multitudes, pero que, cuando toma la decisión de volver a escena, sabe que del otro lado la historia de amor y entrega que ya experimentó en tantísimas ocasiones con Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, se repetirá. Por creencia, por convicción, o aunque más no sea por el folklore mismo de revivir los buenos recuerdos.

Siempre mantiene un mismo look, una misma imagen, desde que hacía sus primeros conciertos hasta el día de hoy donde tiene ya cincuenta y ocho años. Su brillante pelada, sus anteojos circulares, y sus camisas holgadas lo inmortalizan.

domingo, 18 de mayo de 2008

Aldo Ancla. (Perfil imaginario)

Aldo Ancla nació en Salta, Argentina, en la década del 60. Sus amigos solían llamarlo "El negro". Este apodo surge de su procedencia. Aunque muchos lo confunden, también, por su apellido. Ya que el ancla, suele ser negro.
Actualmente vive en Buenos Aires y a pesar de ser un hombre de unos 40 y tantos años, aun vive con su madre. Una señora de unos 70 años un tanto especial, ya que no quiere que su hijo comience una vida sin tenerla a ella a su lado. Esto le ocasionó muchos problemas de pareja al Negro, ya que siempre que quiso comenzar una relación, esta se vio interferida por su madre.
Aldo, se gana la vida trabajando en un taxi. Aunque no muchos lo crean, él disfruta de la vida de un taxista. Algunos creen que es porque se escapa de la realidad de vivir con su madre y se siente como un explorador en una selva, al salir por las calles de Buenos Aires. Él suele manejarse por el barrio de 11 y el centro.
Aldo, suele hacerse espacios donde visita a sus vecinos y disfruta de unos buenos fideos con tuco y/o pesto. Este recreo suele ser el motor que lo impulsa a terminar la jornada de trabajo sin fastidios.
Es un tipo maníaco, ya que domingo por medio, se interna en Carrefour en busca de clavos, clavitos y herramientas de trabajo. Tiene una repisa con más de 1.000 ejemplares de herramientas de trabajo importadas.
También, tiene un reptil. Su nombre es Juanchi y tiene 4 años. Es el alma gemela de nuestro hombre. Le dedica sus ratos libres y/o ocupados, ya que cuando llueve Juanchi es el acompañante del taxi.
Aldo tiene una visión errónea de mundo de hoy. Él cree que su vida finalizo hace años y lo único que hace es malgastar el tiempo y perderlo. Vive en constantes depresiones y solo encuentra retorno en el vino Uvita y en “Juanchi”.






Aldo en una practica de futbol 5.